Por Rebeca Logan
Pocos se imaginan que en Estados Unidos, el país más rico y que más alimentos produce, existen niños como Daniel, quien a sus cinco años tiene que depender de un banco de comida para su alimentación.
Su padre perdió su trabajo en el 2008 y desde entonces su familia ha batallado para mantenerse a flote, incluso en ocasiones subsistiendo con sólo una comida al día. Su madre, Santana, trabaja como vendedora en una tienda, pero el dinero no le alcanza para alimentar a sus seis hijos, a pesar de recibir bonos de alimentos del gobierno y subsidios escolares.
Y el caso de Daniel y su familia no es único, según explica Russ Fraser de Feeding America, la principal organización de lucha contra el hambre en Estados Unidos, que anualmente provee alimentación gratuita a nueve millones de niños, incluyendo la familia de Daniel quien reside en Colorado.
"El número de niños que pasan hambre en este país es impresionante. Uno de cada cuatro niños están en una situación de inseguridad alimenticia, que significa que no tienen el acceso adecuado a una alimentación completa, pero también estamos viendo que incluso hay un porcentaje que está pasando hambre, que se acuestan sin comer", dijo Fraser a BBC Mundo.
Uno de los factores que mitiga el hambre para estos niños son las comidas que reciben en las escuelas públicas del país, pero incluso ahí se están viendo los estragos.
"Me han contado algunos maestros que han visto niños que envuelven los sobrados del almuerzo en la escuela para llevarse y tener que comer cuando llegan a sus casas", relata Fraser.
Y para quienes crean que las campanas para "adoptar" niños pobres se limitaban al Tercer Mundo, en la página web de Feeding America, se pueden ver fotos de niños tiernos al lado de titulares que rezan: "por cada dólar donado ayudas a proveer 7 comidas para hombre, mujeres y niños que enfrentan hambre en nuestro país"
Vacaciones con hambre
Pero cuando llegan las vacaciones, 17 millones de niños dejan de recibir estas comidas diarias y recurren a organizaciones como la que representa Fraser que coordina una red de bancos de comida en todo el país que proveen asistencia alimenticia a millones de familias.
En los últimos dos años, con la tasa de desempleo más alta en décadas, millones de familias que han perdido sus casas y empresas que cierran a diario, la necesidad ha alcanzado cifras exorbitantes en un país donde más de 49 millones de personas viven al borde del hambre.
Según datos del gobierno, en el último año el número de personas que viven en la pobreza aumentó en 1.1 millón.
"La demanda de alimentos de nuestra organización a nivel nacional ha subido el 30% en comparación al año pasado, pero en algunas zonas del país, donde han cerrado empresas y no hay ingresos, la demanda aumentó en un 100%, hay comunidades realmente devastadas", anotó Fraser, cuya entidad repartió 400 millones de libras de comida más que el año anterior.
Los ricos también lloran
Pero no sólo los pobres "tradicionales" están sufriendo los estragos de la recesión y la falta de comida. Fraser comentó de un caso en la Florida en el que recibieron una llamada de una familia que necesitaba alimentos.
"Cuando llegaron a la casa vieron que era una vivienda elegante en un buen barrio, y les pareció extraño que los mandaron a distribuir comida a esa dirección. Pero cuando la familia abrió la puerta vieron que la casa estaba completamente vacía. Ambos padres habían perdido su trabajo, y habían empleado o vendido todo lo que tenían, apenas les alcanzaba para pagar la hipoteca, y estaban a punto de perder su casa", relató Fraser.
"La gente no se da cuenta que a pesar de la gran abundancia también existe un nivel de pobreza muy grave. Uno de cada ocho recibe cupones del gobierno para comprar alimentos. Incluso para la gente que tiene trabajo es difícil, primero pagan sus cuentas como el arriendo y la luz, pero a mediados del mes ya no tienen dinero para comprar comida", señaló.
Además de los bancos de comida y organizaciones caritativas, millones de familias en Estados Unidos dependen de los cupones de alimentos, un programa del gobierno que subsidia la compra de productos básicos.
Cupones para millones
Este programa también está viendo cifras récord con 36,5 millones de personas inscritas hoy en día, en comparación a los 29,4 millones que reciban esta ayuda mensual en el 2008. Según J.P. Morgan, que administra en más de 20 estados las tarjetas automáticas que se utilizan para comprar comida bajo este programa, el 85% de los beneficios se agotan en los 3 primeros días.
Pero incluso este alto número no refleja la magnitud del problema ya que hay millones más que son elegibles para recibir estos cupones por sus bajos ingresos, pero que no los utilizan, debido al burocrático proceso de inscripción, porque no saben que tienen acceso o por el estigma relacionado con recibir asistencia pública.
Por ejemplo en el estado de Nueva York, para recibir estos beneficios, que a veces equivalen a US$80 al mes, los solicitantes deben someter sus huellas digitales al igual que quienes son arrestados por cometer un crimen.
La pobreza en otro idioma
"Para muchos recibir los cupones de alimentos es tocar el fondo, se sienten mal. Pero dicen que es preferible eso a dejar a los niños con hambre", explicó Ofelia Tapia, quien da clases de nutrición a personas que utilizan la asistencia pública y los bancos de alimentos en el estado de Virginia.
Tapia relató a BBC Mundo que en particular las familias inmigrantes han sido muy afectadas por la crisis económica y prefieren inscribir a sus hijos en programas de asistencia antes que utilizar beneficios para ellos mismos. Otros simplemente están regresando a sus pases por la falta de trabajo.
"Aunque estamos en el país que toda la gente dice que es el más rico del mundo, aquí también hay pobreza y gente batallando para sobrevivir", comentó Tapia, quien nació en Estados Unidos de padres mexicanos.
"En México hasta en el pueblo más humilde la gente tiene que comer, si hay poco, se reparte y las familias se acogen. Aquí cada uno tiene que pagar lo suyo, y las familias no se acogen", agrega.
Fuente BBC Mundo
El énfasis es mío
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